sábado, 17 de diciembre de 2011

En tu mente hay de todo: lo bueno y lo malo, lo claro y lo oscuro,
lo que enferma y lo que cura, lo sagrado y lo profano, lo divino y lo
diabólico, afortunadamente no eres la mente, no eres pensamiento
que es el contenido de la mente; eres vida, existencia, y por lo
tanto eres Dios.

No tienes que hacer nada para alcanzar a Dios, sólo tienes que
despertar, liberarte de la prisión a que las creencias propias y ajenas
te han condenado.

Crea una nueva vida que te permita compartir todo el amor que
está en tu interior, y que se mantiene escondido y encadenado en
lo más profundo de tu corazón. Cuando seas libre para amar
descubrirás que en el amor reside el secreto de la felicidad. No en
el amor que otros puedan darte sino en el que irradias por
dondequiera que pasas.

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